A veces me entran las ganas de apropiarme de la Reina de Bastos, me la imagino como una mujer atractiva, inteligente, con caché, seductora y apasionada.
Es aquella que le manda un mensaje a su interés sexual y le pregunta “¿Te gustaría vernos para darnos unos besotes?”. Y si le dicen que no, por cualquier que sea la razón, no se pone triste ni duda de su valor como mujer. Está bien que la otra persona no quiera besarle, eso no quiere decir que no sea atractiva o valiosa.
La respuesta negativa tampoco va a detenerla para volver a preguntar a otra persona. Ella está segura de lo que quiere y su valor. SI el wey que le gusta la manda por un tubo, pues bueno, se busca a otro. Y si no, la masturbación es la mejor alternativa para cumplir cualquier fantasía y siempre, siempre se llega al orgasmo. Porque la Reina de Bastos por supuesto que es una experta en su placer sexual, sabe cómo tocarse, cómo hablarse, como provocarse el mejor de los orgasmos sin ayuda de nadie.
La Reina de Bastos no tiene miedo de vivir bajo su propio código moral, y aunque en ocasiones le atemorice saber qué es lo que quiere, nunca deja de intentarlo.
Tampoco deja las cosas a medias, si tienes la fortuna de aventurarte sexualmente con una Reina de Bastos, recibirás una de las mejores experiencias sexuales, pues ella es segura de sí misma. Se asegurará de que ambas partes vivan una noche apasionada llena de múltiples orgasmos y caricias intoxicantes.