Algunas veces no recuerdo la manera en la que solíamos ser antes de todo esto, antes de que la vida nos juntara haciéndonos chocar, como dos accidentes esperando a suceder, como dos trenes que lo único en su vida que tienen para hacer es destruirse, es terminarse tan rápidamente.
Así como tú, me agradaba el hecho de no pensar en nadie más, ni preocuparme por nadie más, ni sentirme deprimida por alguien más, no tener que nombrar ni ningún nombre ni escribir ninguna poesía. No tener que cantar ninguna canción, ni recordar en cada paso que daba alguna sonrisa.
Sucedió, entonces, lo inevitable, me encontré con alguien que captó todo de mi, mi atención, mi entusiasmo, mi inteligencia, se convirtió rápidamente en el símbolo de la tan anhelada y enferma belleza, imperfecta, que con sólo una mirada podría acallar mis suspiros y mis lágrimas, y no lo cambiaría por nada. Ni siquiera ahora.
Soy yo y eso lo sé, no sé si te has cansado de esto y parece que si. No te das por vencido pero en algunas otras cosas si, ¿por qué en esta no? y ¿por qué accedí? Jamás imaginé que se convertiría en un mounstruo, en un moustruo adicto al azúcar que no se puede quedar quieto y yo aquí, mirando cómo destruye mi habitación.