Todo esto que me hice a mí

Photo by Teslariu Mihai on Unsplash

Me vendí o me traicioné,

no tengo con quién hablar,

antes no lo quise ver,

me funcionaba el ignorar.

Arrepentida, dolida, deshecha, caída,

arrastrándome sobre el pasillo de una casa que no es mía.

*

Estática y sin voz,

me achiqué como acto de devoción.

Sutil y bien intencionado este abandono,

distraído por el vaivén cotidiano de momentos satisfactorios.

*

Cualquier habitación es tu casa mientras en ella puedas escribir.

*

No hay más silencios,

nada es tan triste.

Culpables dentro de la misma historia

en la que ni siquiera me hiciste la protagonista.

Toda esta rabia, dolor, impaciencia,

toda esta insatisfacción,

de arrullarnos con cosas mundanas,

o el televisor,

sin tiempo de escribir,

espectadoras de nuestro propio teatro,

título de la obra: todo esto que me hice a mí.

*

Sin habitación ni casa,

aferrada a mi fragmentado caparazón,

cubierta de heridas pero de pie…

Enfrentándonos al fin.

*

De frente

cuchillo en mano, qué curioso encontrarnos así,

tú, rabiosa, cubierta en llanto,

yo sonriente porque lo vi venir,

este baile que no termina nunca,

que inicia de nuevo, déjate ir,

que fui yo desde el principio la causante

de todo esto que me hice a mí.

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