Julio 2004
El alma se convierte en una cosa desdichada que se apaga con el tiempo, que parece huir con el viento, que se gasta, que otra alma rompe. Lágrima cubierta por sal que cae en el arroyo de la desdicha, canción que escuchas a lo lejos y parece pesadilla. Sí tengo alma y sí tengo corazón pero el viento se lleva a los dos, los llena de caricias aburridas que solo mitigan segundos éste dolor, un dolor que me seca la boca y que me quita toda ilusión, cazadora de tiempo y cazadora de distancia que nunca los podrá cazar porque el tiempo pasa y la distancia es eterna.
Escalo grandes piedras de picos gruesos que llegan a raspar mis rodillas, ¿para qué quiero yo un alma que se rehúsa a ser vida?, ¿para qué trato de querer a quien no se deja ser querido?. Mis lágrimas se secan porque así lo he querido, la distancia entre mi cuerpo y el rocío cálido de la felicidad es tan lejos que dudo mucho poder alcanzarla.