Tal vez tus rubios cabellos no caigan alrededor de tu rostro, ondeados como los rayos del Sol, reflejando la inocencia y la incertidumbre. Tal vez tu ingenuidad y tu pureza sean el punto en el que se iluminan mis manos, tan suaves y tan tersas, con tu rostro de niño, de niño pequeño, de niño indomable y rebelde que sólo en su rostro esconde el amor y la paciencia que nadie más podría tener.
Tal vez me obsesioné contigo y con esa imagen de ti, la imagen de que tu podrías ver en mi todo aquello que yo suelo ver en el espejo, algunas veces, algunas muy pocas veces. Pensé que en ti encontraría la mirada perdida y la mano amiga que me llevaría a ser todo aquello que yo quisiera ser y por miedo, por angustia, por pavor, jamás lo he echo. Yo soy escritora pero no escribo más que para mi y nadie más, para ti tal vez, mi joven Tadzio.
El amor es sensibilidad, el amor es la forma en la que me gusta mirarte cuando duermes, es la forma en la que me besas por las noches, es la forma en la que me abrazas cuando tienes miedo, eres tú, con esos ojos diabólicos que me hipnotizan a mirarte, eres tu con esa cara de niño y ese cuerpo de hombre que me noquean al suelo sólo para darme cuenta que, la belleza, así como el dolor, hace sufrir.
Un hombre bello, te he dicho que lo eres, y lo eres, el hombre más bello que he conocido, con tu inocencia, con tu rebeldía, con tus ideas, con el bien común, con tus sonrisas, con tus maneras de ser muchas veces egoístas, de niño pequeño, de niño malcriado y yo, querido Joven Tadzio me he enamorado de ti como cualquier caja de cenizas, como cualquier camino de cenizas que, entre el umbral de la locura y la sanidad, encuentra a lo lejos esos rubios cabellos y con un suspiro, vuelve a despertar.
Wow! Great thniknig! JK
Gee whiz, and I thoghut this would be hard to find out.