“El dolor es la piedra angular del crecimiento espiritual”. 

Dolor. Corazón destrozado. Ante el verdadero dolor no podemos tener más que una respuesta: guardarlo en nuestro corazón, aceptarlo y superarlo.  

Esta carta nos dice que no debemos apartar el dolor de nosotros, sino hallar la forma de interiorizarlo profundamente hasta que se transforme por obra del coraje y del amor. 

Hace poco me hice una lectura personal, una especie de radiografía que indica cómo me encuentro en el momento de la lectura. En la parte de corazón me salió esta carta. No pude hacer otra cosa que llorar porque sabía que era cierto, imágenes de mi tía, un ser querido que falleció hace poco, inundaron mi cabeza.  

Recordé también su sonrisa, sus abrazos, el sonido de su voz. Y sonreí. La aceptación y el amor pueden convertir el dolor en un recuerdo gozoso, en un abrazar la vida. 

Una carta que indica que el amor y el dolor no pueden separarse. De los momentos más difíciles en nuestra vida son de los que más aprendemos a conocernos. La unión del amor y dolor requiere de nuestra absoluta comprensión. 

Si tienes que llorar hazlo, sin importar el lugar donde te encuentres, deja emerger todo lo que existe dentro de tu corazón, sólo así podrás encontrar la paz que necesitas y liberar ese constante nudo en la garganta.