La noche me hizo recordarte, pensé en escribirte. La lluvia cayó de manera precipitada inundando mi casa de campaña, entonces pensé en tu furia, en tu ira, era esa la lluvia hablándome a través de ti, no pude contenerla, tuve que huir.
Cuando cayó el primer trueno, azotó de manera estruendosa, iluminó el cielo y cortó la luz, podía ver las nubes formándose a cada eco, como el sonido de tu corazón, pensé en que nunca dejarías que me pasara eso, yo mojada en la oscuridad de la noche mientras la lluvia destruía mi tienda, mientras mojaba mis cobijas, mi ropa. No dejarías que me pasara eso, no estaría sola.
Pero la lluvia me recordó tu furia, pensé en gritarle que no tenía miedo, pero mientras me azotaban las gotas de lluvia en la cara, en forma de cachetadas, recordé mi temor, mis ganas de correr, no quería quedarme a eso, a dormir en los escombros de lodo que había dejado nuestra lluvia ahogando el pasto, ahogando todo.
El cielo había llorado como yo, no se detuvo, no pensó en el tiempo, me azotó la primera noche y no supe de mi hasta el día siguiente. Me guardé mis emociones, me guardo mis sonrisas, pienso en que tal vez algún día podrías acordarte de mi sin amargura, pienso que llegará el día en el que no tema a volver a salir, a armar otra casa de campaña sin miedo a la lluvia, a dormir bajo el cielo estrellado, a reír, a sentir el césped mojado. A creer en mi.