Falsos cristales de esperanza

A Re.

Caireles negros ¿a dónde se han ido?, son las puertas y paredes de cristal quienes los tienen sostenidos. Sonrisa fingida que te has cansado de usar, palabras vacías que tus dedos se obligan a crear.

Te han cansado los pensamientos, los gusanos que se anidaron adentro de tu cerebro y tú sabes perfectamente quién los ha puesto. Le crecieron dentro de la memoria, esa que le obligaba a soñar noche tras noche la misma historia. Ellos sólo querían ser mariposas.

Negando su destino, como aquellos que fueron obligados a crecer dentro de un cráneo para morir asfixiados por su propio cuerpo. Así tu, tan vacía, han sido las puertas, los cristales, las estrellas. Han sido las ilusiones impuestas por la historia de que un hombre podría salvarle, en lugar de rescatarse de sí.

¿A dónde vas, Recuerdo? ¿Se te ha olvidado la memoria? No la sembrada o implantada, la real, esa que te obliga a despertar de vez en cuando para hacerte respirar. Sal, pero no estás encerrada, aunque si te acercas al espejo podrás ver que tu alma lleva presa demasiado tiempo.

Y yo aquí, mirándole de lejos, implorando porque crea, suplicando que se vea. Que no se pierda. ¡Sal!

No me hagas esperar, o imaginar ese escenario, que por mí sólo queda invocarlo para destruirlo con la misma fuerza que he construido historias, sin realidades…

Alternas…

Si tan sólo pudiese ser todo lo que ha querido….

Cuando ríe, cuando escribe, cuando escucha música. Cuando bromea, cuando siente, cuando se mira al espejo.

Cuando recuerda, (abre el frasco), cuando imagina (vierte las pastillas), cuando implora. Cuando se enoja, (se traga las píldoras), cuando sufre o se enamora.

Cuando no razona, (se acuesta en la cama), cuando no se mira, (la encuentra su hermana), cuando no respira (llama a la ambulancia), cuando llora.

 

 

| Lienzo de carne y pluma |

Cubierta de constelaciones de chocolate,
convirtió el techo de un cuarto en el espacio sideral
¿Le has visto los ojos al Sol?
Sin sostenerle la mirada…
Imponente belleza que roba mis palabras.

Dama. Diosa.
Su roce encendió las venas de mi cuerpo,
electrificadas, traspasaron cada capa de mi piel,
células reconstruidas desde el núcleo,
una a una,
entregándose a su ser.

Mujer. Majestuosa.
Dulces labios de vino y mar.
Mirada celeste, gris,
transparente.
Piel de mango y sal.

Brillante.
Como ninguna estrella.
Ajena.
Sin dueño.
Ni descubridor.
Creadora de su propia invención.

Oh, bendita lava
desde adentro me estremeces las entrañas.
Amada. Devota.
Libérame de la angustia,
de lo difícil y estremecedor,
calla los gritos,
quiébralos desde el interior,
siembra en mi tu hermoso reflejo,
imprégname tu fulgor,
silencia las voces, cielo negro,
apaga mi llanto con el sonido de tu voz.

| Tic, tac, callada |

Existe un enemigo interno, un impulso eléctrico que con chispazos sutiles me ahoga el cuerpo. Son las voces de la infancia, los gritos del abuso, el dedo índice del compadre rozándome la espalda, el suspiro de una muerte anunciada.

El arte de hablar, ridículo e innecesario. No digas nada. Porque va a enojarse, molestarse, porque no le interesa tu mirar. Quédate callada, niña, nadie le pidió a tus labios respirar.

Lo hablado, lo ignorado, lo oculto, lo ahorrado. Todo lo que me guardo y “olvido”, termina siendo el rompimiento del vínculo, la desesperanza en el pecho vacío.

Me consume desde los labios hasta el interior de mis piernas. Sed amarga… seca. Saliva incandescente, gloriosa, suspiro cálido y sensual que me hace olvidar y recordar.

No somos nada cuando no soy lo que quiero. No somos nada cuando aún te veo, verlo.

Callada.

|Diálogos de una mente vulnerable|

Tócame el pecho,

aquí resuenan besos olvidados,

tacto firme y seco, redefine mi piel.

*

Tócame el pecho (anda)

pero sólo una vez,

que si tu roce permanece

tendrás que irte y yo…

*

Tócame el pecho, maja…

deshazme de mí.

7

Hombre de pie,

no me hables,

no me pidas que toque

o que te ame.

Hombre necio,

amigo de mis padres,

no me pidas que te abrace

o que te enseñe mis pechos recién colgantes.

Hombre compadre,

no me pidas que te ame,

que me calle,

que no se lo diga a nadie,

no lo saben,

ni mis padres.

Hombre de carne…

no me mates.

16 de marzo 2017